En los 5 primeros minutos del debate sobre la homosexualidad y cómo "tratarla" desde la infancia y la familia... he ido apuntando los objetos directos o calificativos que destacan de cada intervención. Vamos a ver...
- Lujurioso.
- Promiscuo.
- Corrupción de menores.
- Evaluación de conductas equivocadas.
- Una cosa es ser homosexual y otra ser gay o lesbiana.
- Denunciar al heterosexual.
- No se quiere reconocer una patología, pero, por si acaso, diremos desvío, un algo.
- Falta de feminización del feto.
- Hijas y nietas de mujeres que consumieron hormonas en altas dosis.
- Anatomía heterosexual.
- Conducta deconstruíble.
- Automatismo indefendible.
- Sexo platónico.
- Acabar con la mujer.
- Dominación de la mujer.
- Confusión total.
- El enemigo contra la naturaleza.
- Reconocer tu promiscuidad.
- A la larga, confusión de identidad.
Y paro aquí porque he tenido suficiente con 19 parrafadas de intervenciones segurísimas y llenas de miedo al otro, es decir, miedo a cualquiera, miedo incluso hacia el heterosexual "gay friendly", un conceptito que se han sacado de la manga los comerciantes (de muchas cosas) para que nadie se quede atrás en esto del capitalismo. Vamos, para que no haya nadie que no les compre a ellos, porque los que no pueden comprar no le interesan a nadie.
RESPUESTA DE V
Al programa "Alguien tenía que decirlo"
Al programa "Alguien tenía que decirlo"
(y supondremos que esos superratones son Intereconomía...)
Entonces, "diferente" empezó a significar peligroso.
Fotografía de Annie Leibovich
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