...a la Musa De*

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One
Two




MORE!
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... una idiotez absurda te hace pensar que estás solo que, simplemente, el mundo te ha dejado aparte.

Y qué pasa cuando después de darte una hostia te plantan un beso, te cubren la boca de babas y la espalda de abrazos.

Qué hay de esos días en que apenas puedes caminar y tienes demasiado frío en las manos, pero alguien te presta un pañuelo sin decir nada, o te ayuda a subir al bus, y te desea que seas feliz todo el tiempo que quieras.

Y, entonces, si una sonrisa me cubre con una mantita y me dice que me tome unas vacaciones o que me tuerza un pie... me quitaré rápido la ropa y no quemaré todas mis cosas.







"Sans toi, les émotions d'aujourd hui ne seraient que la peau morte des émotions d'autrefois." Hipólito*
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Muy al principio, escribí "el que no sabe bendecir aprende a maldecir". De dónde sacaría esa frase¿? No tengo ni idea, simplemente dibujé un mapa de europa, un móvil y esta frase justo debajo como una frontera. Tal vez era una advertencia, o un consejo.


Estos días dejé de pensar que era especial y el mundo se precipitó sobre mi cabeza, pesaba demasiado, era tan terrible, y además todo el mundo parecía sufrir conmigo. Pues bien, no hay nada -de momento- que me haya demostrado que hace un tiempo no existía ese dolor, es cuestión de dar o no dar importancia al día a día, se trata "de un leve pulsar" como decía Jorge Drexler... así estoy ahora, pulsando una cuerda de forma inconstante. A veces se me escapa, a veces toco otra distinta, pero sigo intentando ser yo.


He aprendido a no darme demasiada importancia, ni a mi ni a nada, ya que me he dado cuenta de que todo puede desaparecer (y por esta misiva podría incluso volver). ¿Para qué aferrarse entonces? Para qué volver a maltratar mi cuerpo para probar el límite? No necesito probar el límite, no lo hay, de hecho, ¿la muerte? tampoco me preocupa ya, prefiero ocuparme de la vida.


Punset me enseñó ayer que las decisiones más trascendentales las toma el inconsciente, no el de Freud (que era un poco siniestro y siempre me ha dado un poco de miedo pensar en ello); se refería a que la mayor parte de las decisiones las tomamos y ni siquiera sabemos porqué, pero siempre tenemos una bonita historia inventada por el consciente esperando a ser contada para justificarnos.


Pues ya está bien.
El inconsciente toma decisiones, que conforman nuestra personalidad (ya que tu vida es básicamente eso, decidir) y que a veces son las correctas, pero la mayor parte del tiempo nos equivocamos. 

De lo único que me arrepiento de mi pasado es no haber decidido más.
Pero lo que no te mata te hiere y, con otra cicatriz más, ahora toca cambiar mi vida -mi forma de decidir-, otra vez*

Musa..

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 Hoy he visitado un cementerio por primera vez. ¿Porqué ahora? Simplemente porque no quería dar ya más rodeos y me he llevado dos sorpresas.


1- No me ha impresionado en absoluto (y la razón es que:)
2- Me he sentido entre iguales, y en paz.


Por un rato no he pensado en nada, he sentido, solo un momento, que:


Por una vez existe el cielo innecesario.
Nadie averigua acerca de mi corazón
ni de mi salud milagrosa y cordial,
porque es de noche, manantial de la noche,
viento de la noche, viento olvido,
porque es de noche entre silencio y uñas
y quedo desalmado como un reloj lento.

Húmeda oscuridad desgarradora,
oscuridad sin adivinaciones,
con solamente un grito que se quiebra a lo lejos,
y a lo lejos se cansa y me abandona.

Ella sabe qué palabras podrían decirse
cuando se extinguen todos los presagios
y el insomnio trae iras melancólicas
acerca del porvenir y otras angustias.

Pero no dice nada, no las suelta.
Entonces miro en lo oscuro llorando,
y me envuelvo otra vez en mi noche
como en una cortina pegajosa
que nadie nunca nadie nunca corre.

Por el aire invisible baja una luna dulce,
hasta el sueño por el aire invisible.
Estoy solo como con mi infancia de alertas,
con mis corrientes espejismos de Dios
y calles que me empujan inexplicablemente
hacia un remoto mar de miedos.

Estoy solo como una estatua destruida,
como un muelle sin olas, como una simple cosa
que no tuviera el hábito de la respiración
ni el deber del descanso ni otras muertes en cierne,
solo en la anegada cuenca del desamparo
junto a ausencias que nunca retroceden.
Naturalmente, ella
conoce qué palabras podrían decirse,
pero no dice nada,
pero no dice nada irremediable.





NOCTURNO - Mario Benedetti
Y yo lo suscribo esta noche,
leyendo en silencio,
como siempre,
porque al salir del cementerio
vuelvo a pensar
y ya no puedo dejar de hacerlo*

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A la Musa de la casualidad*

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Petición:

procura no meter 
la ropa sucia
en el cajón del pan.



Ilustración de Stephen Campbell